lunes, 27 de junio de 2011

La Vicky




Está dormida a mi lado mientras escribo, en ese sillón donde miro la televisión. Lo ha tomado como suyo. Volteo, "parece que no quiebra un plato" la traviesa. A veces se pone boca arriba y abre las cuatro patitas para que le llegue bien el aire, se estira y levanta un piecito. Me llega una oleada de ternura, me la quiero comer a besos.


Cuando me siento en el sofá de la sala se acuesta tocándome. Queda enseguida mucho lugar vacío, para que se siente otro, pero a ella no le importa, no disimula. Se acurruca cerca de mi pierna, ahi se siente más segura y protegida. Si oye que me muevo, abre sus ojitos y se pone alerta. Me siento querida y necesitada. Sé que si otro amo le da cariño, cuidados y comida se irá con él o ella. Lo querrá igual y me alegro de no ser indispensable. Ahora estamos juntas, lo demás no importa.

Ayer me caí, solamente mi perrita estaba conmigo. No podía levantarme. Me deslicé poco a poco hasta la pared. Quise conmigo alguien fuerte que me diera la mano. La Vicky solo me echaba porras y me lamía la cara. Me hizo reír y tomar todo más ligero. Se subía a mi regazo y me ladraba. Parecía decirme con sus ojitos: Tú puedes. Y me levanté.

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