viernes, 29 de enero de 2010

Llanto

Me gusta ver las lágrimas como un dique que se rompe
a veces fuerte, el llanto brama como un río abierto
a veces sereno y pequeño, como una grieta apenas perceptible

Me gusta ver las lágrimas llevádose las impurezas
que se acumulan en el agua de nuestros días

Hoy estoy llorando con unas gotas menudas que se escapan de mis ojos
que lavan esas lágrimas?
Qué se llevan? O qué traen?

Ternuras? Ausencias? Impotencias? Celos?

Espero que por ahora ese lago que es mi vida
se mueva un poquito más cristalino...

miércoles, 27 de enero de 2010

Un instante...

Estás llenando el cubo del agua y miras por la ventana. Ahora no tienes otro instante, solo ese. El pensamiento viaja. Lo jalas, lo traes de nuevo hacia ese chorro que cae. O mejor, miras por la ventana de la cocina. Está nublado y hace frío. Te gusta, pero como todo lo que se repite, te causa hastío. Buscas lo nuevo. Ese pájaro en el cerco; canta, se mueve. Sonríes ante sus gracioso estar. Luego vuela y se va. Ahora diriges la vista al cielo. Buscas figuras de nubes. No hay. Es un nublado uniforme. Luego tus ojos van hacia el pequeño jardín. Está algo seco. Habrá que comprar macetitas con flores. No hay caso, el pensamiento se va. A lo que sigue en este día pues.

viernes, 22 de enero de 2010

Lluvia

Toda la noche llovió. Entre sueños oía y se movía el arrullador ruido del agua. Las gotas resbalando en la ventana le hacían arroparse de nuevo en la frazada y cerrar los ojos. Si, como gato acurrucado, maullaba en el pequeño, suave y continuado placer de un abrigo mojado y caliente.

Por la mañana, con una taza de café en la mano, miraba la tierra empapada y el rocío que hacía más verdes los arbustos...

Y pensó en los vendedores de fritangas y de tanto más, que se ponían en la explanada del hospital... o en esos vagabundos que dormían ahí en cartones tirados en el suelo... al aire libre. Seguro que a ellos no les hacía bien la lluvia.

"_ Qué milagro que se deja ver, doña Lupita..."
"_ Es que traigo un problemón... no sabes"
"_ Cuente, cuente... ya ve que las penas compartidas son mas livianas"
"_ Mi marido me corrió de la casa, que es mía, anda con otra... me pegó y me apagó un cigarro en los labios... mira, mira... aquí está la quemadura".

"El profe le pide fuego para encender un cigarro a ese anciano acostado en la caja de cartón. Éste sigue cobijándose con esos trapos sucios remedo de cobertores. Están en un rincón de la antesala, en la noche estrellada, rodeados de gente indiferente. Y nada más el silencio le responde al profe. Se retira con su cigarro apagado".

martes, 19 de enero de 2010

eterna espiral

ir arriba y estar abajo
ir abajo y estar arriba
quén lo sabe?

la existencia es una espiral que gira

buscar el verde, el blanco o el dorado...
en el justo medio o en la orilla
ahora aquí, después allá

permanecer mientras todo se mueve es imposible

aferrarse a esa hojita verde o seca que huele a violetas vivas
por hoy se puede
más adelante se caerá
y vendrá otra, del mismo árbol o de uno cercano, igual, diferente
o de uno de lejos, desconocido, pero con ese aroma de vientos bravos y apacibles...

Aire sutil y blanco que arrastra vida
como plumas de ganso
sin oponer resistencia es mejor...
esperar esa ráfaga que lleva las ilusiones hacia el punto exacto en la eterna espiral...

sábado, 16 de enero de 2010

La llamita


Otra vez estaba en su gruta. Al fondo del mar o de un lago quizás. Había rocas pero iba suave entre el agua. Miró su llamita... estaba pequeño el fuego; lo había olvidado y no se explicaba cómo había sobrevivido. Procedió a echarle aire como siempre. Esperaba que la llama se avivara y se hiciera grande. Pero no pasaba así. Mientras más movía su fuelle, más se iba instalando una desesperación que casi olía a impotencia. Soplaba y soplaba y el fuego seguía igual de chiquito.


Entonces la intuición le dijo que se calmara. Y abandonó de momento esa actividad y se soltó y subió y subió. Y nadó y salió del agua. Y siguió subiendo. Y desde el aire miró hacia la llama. Y asombro!!! desde allá se veía grande el fuego.


Volvió y la vió de nuevo pequeña. Le brindó más aire y más cuidados. Ahora con quietud y paciencia. Y con la alegría de una enorme sonrisa.

sábado, 9 de enero de 2010

Aire y agua

Se sintió deslizando en el agua. No sabe si fue un sueño o una visión. Los latidos tan fuertes de su corazón disminuyeron. Se calmó. El líquido no era azul ni blanco. La verdad no se fijó en el color. Le importaban más las sensaciones. Podía respirar y moverse bien, se diría mejor. Raro, pues en el agua no se puede tomar aire, viene el ahogo.

Se sentía en protección, sin deseos de salir. Después pensó en el liquido amniótico del vientre de su madre. Y también en la evolución, en ese momento en que quizás eramos peces o algo marino. Entonces jugó a salir y volver a sumergirse. Tanto afuera como adentro estaba bien, había aire.