jueves, 25 de febrero de 2010

tonos

- Mamá, “Dios te bendiga” quiere decir “Chinga tu madre”?

jajajajajaja… rió con ganas la señora y le explicó al niño:

- No, es que a tus primas cuando se bajaron del carro se les acercó un individuo que andaba pidiendo monedas. Ellas le dijeron que no traían y el señor les dijo “Dios las bendiga, entonces”. Por eso ellas comentaron entre risas, que en realidad había querido decir “Entonces, chinguen a su madre”.

martes, 16 de febrero de 2010

Estrellas

Cerró los ojos.
Se miró flotando ante una luz potente y clara
También ante una oscura zona
La indecisión. El empuje leve.
Saber que se tiene que ir y rondando la imposibilidad de elegir.


Y lo negro cubrió el miedo.
Llegó como un manto la oscuridad.
Se detuvo el corazón en su agitado caminar.
La seguridad y la paz de una linea cruzada vinieron.


Como pez acurrucado y nadando
poco a poco vislumbró las estrellas
lejos, cerca... pequeñas y hermosas
El corazón volvió a retumbar
y una lágrima blanca nació en sus ojos


Dió vueltas en esa inmensidad
bailó con la nada
sonrió, soñó con palmeras


Se fijó en una estrella
la siguió
fue hacia ella
se acercó
y respiró en su piel una luz potente y clara

viernes, 12 de febrero de 2010

agua

Hace viento
Hace frío
Cómo un sueño mis manos en tu piel
Mi deseo en tu deseo
Hoy lo decido así
El agua se desliza por mi cuerpo
en la ducha de todos los días
y yo cierro los ojos con placer...
Es tibia, es dulce, es tierna, es húmeda

miércoles, 3 de febrero de 2010

El rancho

Juan Carlos acicalaba la cerca, no fuera cosa que se escaparan las vacas, o los toros que son más tercos y más fuertes. Mecánicamente casi, golpeaba el clavo y estiraba el alambre. Lo distrajo la polvareda de un carro que pasaba y los mugidos de los animales. Entonces su pie cayó en un charco. Había lodo y estiércol. Juan se sacudió y siguió algo mojado. Estaba calzado con unos huaraches que dejaban ver su piel dura y ceniza.

Después hizo manojos de alfalfa. Se metió en el sembradío verde. Alrededor había hartos cerros. Muchos. De la cierra cercana. Juan Carlos ya los veía sin mirar. Después de todo, eran esas montañas una eterna compañía.

A la una de la tarde, se retiró a comer. Su mujer ya tenía en el comal las tortillas de maíz, los frijoles y los chiles tostados. Él llegó por el queso. Ya hacía hambre.

Antes de irse, Juan Carlos los alcanzó a mirar. Por el camino de tierra, al final del terreno, pasaba otro carro. En el vehículo iban varias personas. Pero un turista maravillado exclamaba: ¡Qué bonitos animales, andan pastando! ¡Qué verde! ¡Qué olor tan húmedo! ¡Qué cerros tan bellos!

Orgasmo

Mi lengua en tus gemidos que hoy son míos
suavecito voy abriendo tu placer
más y más grande, a cada movimiento
de mis pétalos como dedos
se acelera el estremecimiento
se hace temblor
y estalla

Entonces viene a mí el poder
de saber que hice tu muerte menudita
y te reviví en esos segundos
de espasmos
y de olor a frutas,
y de olor a tierra mojada
y de olor a hierbas…