miércoles, 18 de agosto de 2010

cubierta

Tiene su cama junto a la ventana. Las persianas, en la noche, siempre están abiertas. Le gusta mirar las estrellas y la calle. Y si llueve, oír el agua en el techo del frente y ver las gotas en los vidrios y en la sequedad del jardín que se vuelve húmedo. Eso la relaja.

Pero hay un problema.

Acostumbra dormir desnuda.

En la oscuridad, se despoja de la camiseta y el calzón. Se siente libre entre las sábanas. Se queda dormida así. Generalmente se despierta a las 4:00 de la mañana para ir al baño. Entonces se tapa y le da vuelta al aire acondicionado para contrarrestar el calor. La claridad no tarda (por estos días amanece a las 5:00) y no vaya a ser que alguien la mire con las nalgas o los senos al aire. Se duerme otra vez, pero entre sueños piensa que pasaría si un día no se despierta.

Y pasó… hoy no se levantó al baño. Abrió los ojos a las 6:00 y ya había bastante luz. Se encontró con la sonrisa cómplice del señor que recoge la basura.
Se vistió apurada. Más tarde se topó con el vecino de cruzando la calle. Supo que le conocía el culo. Lo sintió en ese escalofrío de sentirse desnuda aun con la ropa puesta. Qué hueva.

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