viernes, 22 de enero de 2010

Lluvia

Toda la noche llovió. Entre sueños oía y se movía el arrullador ruido del agua. Las gotas resbalando en la ventana le hacían arroparse de nuevo en la frazada y cerrar los ojos. Si, como gato acurrucado, maullaba en el pequeño, suave y continuado placer de un abrigo mojado y caliente.

Por la mañana, con una taza de café en la mano, miraba la tierra empapada y el rocío que hacía más verdes los arbustos...

Y pensó en los vendedores de fritangas y de tanto más, que se ponían en la explanada del hospital... o en esos vagabundos que dormían ahí en cartones tirados en el suelo... al aire libre. Seguro que a ellos no les hacía bien la lluvia.

"_ Qué milagro que se deja ver, doña Lupita..."
"_ Es que traigo un problemón... no sabes"
"_ Cuente, cuente... ya ve que las penas compartidas son mas livianas"
"_ Mi marido me corrió de la casa, que es mía, anda con otra... me pegó y me apagó un cigarro en los labios... mira, mira... aquí está la quemadura".

"El profe le pide fuego para encender un cigarro a ese anciano acostado en la caja de cartón. Éste sigue cobijándose con esos trapos sucios remedo de cobertores. Están en un rincón de la antesala, en la noche estrellada, rodeados de gente indiferente. Y nada más el silencio le responde al profe. Se retira con su cigarro apagado".

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