domingo, 27 de noviembre de 2011



Gracias a la cama que te recibe entre sábanas y almohadas con incondicional dulzura, así cuidan los ángeles tu descanso.
Gracias a la ventana abierta que te regala la luz del día que amanece.
Gracias a los árboles que acarician tu piel, a las sombras que dejan y que bailan en la pared blanca,
Gracias a los pasos que mueven tus pies y dirigen tu risa a la cocina.
Gracias a la tibieza del café y a la alegría del sillón.
Gracias al pájaro que come y te tira un delicioso bocado.
Gracias al sol que calienta el mundo y entusiasma las flores.
Gracias al cielo, al río, al mar, a la montaña y a la tierra. Sabes que están aun cuando no se reflejan en tus ojos.
Gracias a las manos, a los brazos y a los ojos que te brindan cariño.
Gracias al fuste que te obliga a seguir.
Gracias a la vida que te renace.

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