sábado, 6 de marzo de 2010

El pedo


Por este día el viejo decidió estar pendiente de su cuerpo. Sentía la panza entumida, adolorida. Parecía que estaba retomando su función de nuevo, el estómago. Por momentos sentía un ronroneo de burbujas de aire. Iban de arriba hacia abajo por el triperío y luego al revés. Le hacían cosquillas muy sabrosas. Ese movimiento al fin encontraba salida en su boca. Y un erupto grande, ruidoso y limpio le otorgaba alivio, mientras un viento chispeante se le formaba de nuevo desde adentro.

Pero éste aire, no se expulsó por la boca. Se abrió salida por abajo, en un pedo hermoso y compacto. Y al viejo le dio alegría, mucha alegría. Apenas ayer, tirarse un pedo, equivalía a un chorrito de caca líquida.

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