No hay nada aquí
Te recuestas renuente
En el sillón amarillo
En la cocina de la mañana
Frente a la ventana de nubes abiertas
Desde donde se mira el árbol
Que te trae olores verdes de frescura
En el lugar de siempre
Te sale lo cascarrabias
Escupes la rutina, la odias.
De a poco
Observas el techo
Lo frío del afuera
Y das gracias por el abrigo
Te levantas por un té
Y das gracias por lo caliente y lo sabroso
Te sientes afortunado
Ante el cuadro familiar
Hay todo aquí
Es para quedarse quieto y reír
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