No hay nada aquí
Te recuestas renuente
En el sillón amarillo
En la cocina de la mañana
Frente a la ventana de nubes abiertas
Desde donde se mira el árbol
Que te trae olores verdes de frescura
En el lugar de siempre
Te sale lo cascarrabias
Escupes la rutina, la odias.
De a poco
Observas el techo
Lo frío del afuera
Y das gracias por el abrigo
Te levantas por un té
Y das gracias por lo caliente y lo sabroso
Te sientes afortunado
Ante el cuadro familiar
Hay todo aquí
Es para quedarse quieto y reír
miércoles, 18 de enero de 2012
domingo, 8 de enero de 2012
Amarradito el corazón a la pata de una silla
Sentado con el sol y el aire verde
Quédate allí
Aferra tus manos a la luna del ahora
Cierra tus ojos y escucha las estrellas del panadero
Las va dejando en sonidos delgados
Como las campanas de oro
Abre tus ojos y mira los árboles azules
A los niños quietos esperando el juego
Mira los tejados mojados
De la imaginación renacida
Siente los barandales suaves
En los brazos tibios de la vida que acoge
No vayas en este momento con los pies que piensan.
Sentado con el sol y el aire verde
Quédate allí
Aferra tus manos a la luna del ahora
Cierra tus ojos y escucha las estrellas del panadero
Las va dejando en sonidos delgados
Como las campanas de oro
Abre tus ojos y mira los árboles azules
A los niños quietos esperando el juego
Mira los tejados mojados
De la imaginación renacida
Siente los barandales suaves
En los brazos tibios de la vida que acoge
No vayas en este momento con los pies que piensan.
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