La fuente ríe con sonidos de agua y hojas secas
Me llama y yo me siento en su banqueta
Dejo a mi mano llenarse de húmedos vapores
En ese charco que baila para mis ojos
Los dedos no atrapan ese chorrito azul
Juegan mi alma y mis sentidos
La fuente me ha regalado su sencilla alegría
Ahora es mía también la risa del agua

Vengo a ti
Sin ojos
Sin oídos
Sin piel
Sin saber
Te muestras hoja en blanco
Sin líneas
Sin palabras
Veo la flor ahí
El sorprendente rocío de la mañana
El cerro firme y amoroso
El árbol
El pájaro con las alas simples del mundo
Veo la vida ahí
Como el caballo quieto en su carrera
Como el gato ronroneando
Como la lágrima blanca que sonríe
Y no encuentro palabras para decirlo
Están a mis pies
Como un costalito de lenguaje abierto
Convertido en estrellas azules
Brillando Jugando con el sol, la luna y el mar
Esperando por mi elección
Hoy se me ocurre dejarme caer con ellas
Jugar también con el sol, la luna y el mar
Y convertirme en estrella azul.

Manos del alma
Que están en todas partes
Lleven mi alas
Suavemente
Fuertemente
Hágase su voluntad
En la nube
Y bajo el árbol
Perdona si quise torcer tus dedos
No sabía de tu seda
No había sentido tus caricias
No nos dejes de traer la luz
Danos la alegría de todos los días
Déjanos regalártela
Recibe además la paz, la felicidad
Y la bondad de hierro
Manos del alma
Que están en todas partes
Acógenos en tu palma
Y cierra nuestros ojos
En el dormir quieto de la sonrisa en el corazón.

La gota cae de la fuente sobre la hoja

como en un nicho verde y exacto

que es su cama

la gota cae de la fuente sobre la hoja

como en un nicho verde y exacto

que es su cama

una y otra vez

plas, plas, plas ...

en repetición única

que alimenta al viento y a la tierra

cuando el agua se desvanece en rocío y frescura

esa que humedece al mundo

Se nos ha obsequiado
Un hermoso regalo
Con un moño color del arcoiris
Brota en amores de vida pequeña
Va creciendo como las flores
Que se mandan a rodar
En compañía de las estrellas, el rocío y las gotas azules
Apreciemos nuestro origen
Y el de ese niño gracioso que se lleva la ternura de sus creadores
En un río incontenible cuya fuente es el corazón

Gaviotas vuelan
En el amarillo tenue
Ese que deja el sol cuando se va
El mar sube en arrullo suave
Va hacia ti
Se guarda
En tus manos divinas
Y nos obsequia su agua
En gotas pequeñas
Que bañan de quietud mojada
Las almas que miran ciegas

Tienes razón
El cerro tiene barbas
Y no porque tú lo digas
Es porque yo lo miré
Y ahora escucho con atención
Todas las gardenias que salen de tu boca
Y se convierten en mi perfume

Las flores dejan caer gotas
Hacia arriba
Bañan, envuelven
Regalan paz, alegría
Calma

Llega al sitio del destino
Corre en un vuelo ya escrito
Va por rumbos marcados
Cae y le sopla el viento del mundo
Se coloca
La arrastra el aire
Nada se ve y todo se percibe
Esa plumita sigue
Encuentra caminos que ya están abiertos para ella

Estás en el cielo?
Estás en el suelo?
Qué es?
Soy yo?
Eres tú?
Es la flor marchita?
Es el río de mi agua que se dirige al mar del sueño azul?
Es la piedra bella?
Es la estrella colgada en tus orejas?
Son los ojos que me hacen a mí y al mundo?
Es la voz que no habla y deja certeza:
Ya no busques,
Todo es
Nada es
Acuéstate en el pastizal de la luna
Descansa del cansancio de poner la cabeza en la almohada de espinas.

No hay nada aquí
Te recuestas renuente
En el sillón amarillo
En la cocina de la mañana
Frente a la ventana de nubes abiertas
Desde donde se mira el árbol
Que te trae olores verdes de frescura
En el lugar de siempre
Te sale lo cascarrabias
Escupes la rutina, la odias.
De a poco
Observas el techo
Lo frío del afuera
Y das gracias por el abrigo
Te levantas por un té
Y das gracias por lo caliente y lo sabroso
Te sientes afortunado
Ante el cuadro familiar
Hay todo aquí
Es para quedarse quieto y reír

Amarradito el corazón a la pata de una silla
Sentado con el sol y el aire verde
Quédate allí
Aferra tus manos a la luna del ahora
Cierra tus ojos y escucha las estrellas del panadero
Las va dejando en sonidos delgados
Como las campanas de oro
Abre tus ojos y mira los árboles azules
A los niños quietos esperando el juego
Mira los tejados mojados
De la imaginación renacida
Siente los barandales suaves
En los brazos tibios de la vida que acoge
No vayas en este momento con los pies que piensan.