Anoche saqué a pasear a mi perrita. Estuvimos un rato en la esquina y al frente de la casa. Le coloqué la correa para que no se fuera. Eso es relativamente nuevo para ella. El cordón le deja un amplio margen de metros cuadrados de terreno para que explore; sin embargo, éste casi siempre se mantuvo tenso. La Vicky quería ir más allá y no entendía razones cuando yo jalaba la cuerda. Y ni cómo hacerla comprender que “más vale pájaro en mano que ciento volando” a veces.
Finalmente me cansé y la metí.
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