Agarró el sillón como su entrenamiento para afilar los dientes. Le ha hecho tres agujeros, y algunas roturas las hace más grandes en días que se le ocurre. Al principio le pegué y cuando comprendí que descargaba en ella mi violencia contenida dejé de hacerlo. No importa el mueble, pensé. Hay que ponerle límites sí. Entonces urdí un castigo, abrirle la puerta de atrás y dejarla afuera un buen rato; ilusa de mí, la Vicky andaba feliz en el patio, parecía premio. No funcionó. Ahora la encierro en el baño durante una o dos horas, depende del destrozo. Poco a poco está dando en el blanco.
Confieso que no conocía de cerca el amor incondicional, nada más había oído hablar de él. Pero ese es: ella me sigue por donde voy y se duerme conmigo. No le importa, me deja aprender. :)
* Esto es real, ahorita está encerrada en el baño, se aceptan sugerencias.