Se iba a meter a bañar y se quitó el calzón.
La detuvo un momento ese olor tan sabroso.
Si, el aroma a sexo. Al suyo.
Las bragas estaban húmedas.
Las acercó a su nariz y aspiró con ganas.
Se había masturbado hacía un rato.
El olor le recordaba el placer,
le recordaba un momento de vida suspendido en un clítoris rosa e inflamado, reclamando caricias,
reclamando manos y dedos, reclamando llegar a esa muerte feliz... para renacer con más energía...
No hay comentarios:
Publicar un comentario