No lo soporto
No aguanto la felicidad
Tus labios en mis mejillas, tibios, suaves, dulces, provocándome estremecimientos a cada movimiento. La piel se me eriza.
Huelo tu pelo y me quedo ahí un largo rato. Estás quieta. Apenas nos recargamos en los hombros. Aromas de rosas azules azucaradas y de limones. Me estrechas y me acurruco en tu pecho. Me vuelvo pequeña.
Te aprieto y recorro tu espalda con mis dedos hambrientos de ti. Ahora eres tú quien se vuelve niña en mis brazos.
En el ambiente hay tiernas nubes amarillas y rosas detenidas. Y hay mariposas de colores que vuelan en mis sueños…